Entre luces, emociones, con una energía vibrante, y en lo más alto de Empire State, el artista no solo presentó su música, sino también su evolución personal: un hombre que reconoce sus raíces y lleva con orgullo el nombre de Colombia en cada paso. Con un total de sus mejores canciones, el artista paisa, cantó Corazón, Hawái, Chantaje y Bronceador.

La Petite Mort, desde el corazón vibrante de Medellín, donde el sol se alza como testigo de las memorias de un pueblo, nos recordó con su propuesta que la moda es un relato, un susurro que nace de la tierra, que florece con dignidad y se viste de historia.