Una fotografía nos puede provocar muchos sentimientos y emociones, tan solo una imagen puede cambiar la forma en que percibimos el mundo e incluso a las personas más famosas e influyentes. Nos puede hacer pensar sobre temas tan importantes en nuestro día a día, como la vida, el amor, la aceptación, la felicidad, la familia, incluso en nuestra niña interior.

Esto fue lo que me sucedió hace unos meses cuando vi la foto de la influencer Chiara Ferragni (empresaria, modelo y celebridad) con su hija Vittoria tomada de la mano y que hizo parte de su sentido discurso a su “niña interior” que dio el pasado Festival de San Remo como complemento a la campaña que lanzó con la marca Dior apoyando a las mujeres, para exaltarlas y valorarlas en su autonomía y esencia.

Créditos: @chiaraferragni

Al ver esta postal invoqué mis más bellos recuerdos y busqué en mis fotos una muy especial y similar, con mi hija quien coincidencialmente también se llama Victoria donde salimos posando de manera similar tomadas de la mano.

En esa primavera del 2011 con tan sólo cinco años, me acompañó en un evento en New York. En esa época además de amar a Hello Kitty y llevarlo en su ropa y accesorios regularmente también quería estar siempre conmigo. Me repetía muy a menudo con su media lengua: “cuando sea grande quiero ser como tú”.

Volver a ver mi fotografía tipo vintage que fue tomada con una enorme cámara Polaroid antigua tipo fuelle, de esas en donde el fotógrafo se introducía debajo de una tela oscura para lograr capturar la imagen que se convertiría en un vivo recuerdo, me hizo reflexionar y comparar la foto de Chiara con su hija para compartirles mi apreciación.

¿Qué le diría a Victoria hoy día y casi doce años después sobre el amor propio? Aunque el tiempo ha pasado y hemos crecido y madurado ambas, desde mi rol como mujer y mamá, que ha aprendido con el tiempo a amarse, perdonarse y valorarse solo puedo seguir luchando para que mi hija honre, escuche y apoye siempre a su niña interior.

Como madre, mujer, esposa y profesional comprendo la importancia de no olvidar a nuestra niña interna, pues sanarla nos hace ser mejores mujeres y sentirnos orgullosas, porque somos especiales y únicas, aunque seguramente no nos hayamos sentido así en varios momentos de la vida, es preciso creer que verdaderamente lo somos.

Tal vez no soy tan relevante, ni famosa como Chiara Ferragni, pero sí tengo su valentía para reconocer que es mi misión el no dejarme influenciar más por la sociedad, alzar mi voz von palabras claras y contundentes, como una total reivindicación a la figura femenina para acabar con todo tipo de sexismo, machismo y prejuicio. 

A las mujeres nos colocan etiquetas incluso por nuestra forma de vestir, claramente si llevamos transparencias nos tildan de lo peor, si estamos muy cubiertas afirman que somos monjas, no tenemos a nadie contento ni somos suficientes para un cierto grupo de personas.

Las mujeres hemos marcado una línea de tiempo en la historia y la sociedad, es por esto que nuestra capacidad de liderazgo nos ha permitido tener voz, constancia y por supuesto determinación. Además, siempre estamos en esa constante búsqueda de la igualdad, liderazgo y por supuesto de mucha creatividad.

¿Pero alguna vez no hemos preguntado cómo reivindicarnos con nuestra niña interior, sin olvidarnos de nuestra esencia?

Muchas de nosotras hemos experimentado sentimientos de culpabilidad, desilusión, falta de empatía e incluso agotadas mentalmente porque no escuchamos en muchas oportunidades a esa niña que nos envía constantemente gritos desesperados.

Aún recuerdo cuando mi Victoria era tan pequeña y yo como mamá sentía que cada día se iba convirtiendo en una niña más grande, hoy con 17 años y ya toda una adolescente, trato de enseñarle hablándole desde la verdad y sobre todo con el amor de madre que inspira cada consejo que sale de mi corazón, para que así empiece a derribar esos señalamientos o juicios que como mujer pueda tener.

No será fácil, pues estamos aún en un mundo donde la desigualdad de género todavía se pasea por todos los sectores, no permitiendo mostrarnos en nuestra totalidad, sin embargo, nuestra capacidad de reinventarnos permite hacerle el quite a todos estos prejuicios y por supuesto, defender los derechos, ideas y pensamientos.

La fotografía me recordó que el tiempo pasa muy rápido y que debemos aprovechar cada momento de la vida sin remordimientos, me llevó a pensar cuanto tiempo hemos perdido juzgándonos, pero también a reflexionar que los hijos son prestados pero que mientras yo esté a su lado aconsejándola, le haré ver que nos debemos aceptar, apoyar, valorar y reconocer lo grandiosas que podemos llegar a ser.

Quiero dedicarles a todas las lectoras de Los Tips de Kika, esta sentida reflexión para que no duden nunca de sus capacidades, belleza, e impacto que puedan tener en la sociedad.  Ustedes y cada una, son poderosas y el ser mujer es una bendición como elegir ser madre o profesional, en cualquier escenario las quiero ver con la cabeza en alto y por supuesto poniendo en práctica mis tips para complementar su imagen y estilo.

Con amor… Kika!