¡112 Años de historia, estilo y glamour!

¡112 Años de historia, estilo y glamour!

· By Kika Rocha

¡112 Años de historia, estilo y glamour!

El pasado domingo 2 de febrero, la icónica Grand Central Terminal de Nueva York celebró su 112º aniversario, consolidándose como un lugar emblemático de arquitectura, historia y, por supuesto, moda. Desde su inauguración en 1913, esta majestuosa estación ha sido testigo de un intercambio cultural gracias a los viajeros de todo el mundo, convirtiéndose en un escenario perfecto para capturar la esencia de diferentes estilos de vestir, especialmente el neoyorquino.

 

En 1871, el magnate ferroviario Cornelius Vanderbilt impulsó la construcción de la estructura original de la Grand Central Station. Su intención era crear una estación central que unificara los tres ferrocarriles que atravesaban Midtown Manhattan. Sin embargo, en aquel entonces no llevaba el nombre de Grand Central, título que adoptó años más tarde, para 1900.

 

 

Vanderbilt fue un visionario que transformó el sistema ferroviario de Nueva York en plena Gilded Age, la edad dorada de la ciudad. Antes de su intervención, los trenes llegaban solos hasta Nueva Jersey, y los pasajeros debían cruzar el río en ferry para entrar a Manhattan. A mediados del siglo XIX, Vanderbilt comprendió la necesidad de una terminal central de transporte, dando origen a Grand Central, una de las dos grandes estaciones de la ciudad. La otra, Penn Station, no corrió con la misma suerte y fue demolida para dar paso al Madison Square Garden.

 

 

Jackie Kennedy desempeñó un papel crucial en la preservación de esta terminal en la década de 1970, cuando el histórico edificio estaba en peligro de ser demolido. En ese momento, Grand Central estaba deteriorada y había planes para reemplazarla con un rascacielos. Sin embargo, gracias a los esfuerzos de Jacqueline Kennedy Onassis y la organización Committee to Save Grand Central Station, se lanzó una campaña para proteger el edificio como un monumento histórico. Ella, una mujer influyente en la moda y la política, además de su amor por la arquitectura, ayudó a sensibilizar al público y presionó para que la estación fuera designada un lugar protegido.

 

 

Esta increíble estación no solo es un punto de conexión para millones de personas, sino también una pasarela improvisada donde la moda cobra vida a través de sus amplios espacios, las imponentes escalinatas y la emblemática cúpula celestial. Es aquí donde convergen las tendencias clásicas y contemporáneas, convirtiéndose en un referente para diseñadores, estilistas y creadores de contenido que encuentran en su arquitectura, un spot perfecto para mostrar las mejores propuestas de looks. Especialmente para lucir tus abrigos de lana y piel en temporada de otoño e invierno. 

 

 

Cuando era niña yo vivía en Bogotá - Colombia y recuerdo haber buscado afiches para decorar las paredes de mi cuarto, como muchos lo hacíamos en la infancia. Tenía unos 10 años cuando encontré una imagen en blanco y negro que me fascinó: una estación de tren con vitrales gigantescos por donde entraba la luz del sol, un reloj central y pasajeros con sus maletas, inmersos en su rutina. Esa escena me pareció mágica y soñé innumerables veces con poder entrar en ella.

Durante años, ese afiche me acompañó sin saber realmente de qué estación se trataba. Años después, en el 2000, cuando llegué a vivir a Nueva York, descubrí con asombro que esa imagen correspondía a Grand Central Terminal, la misma que había soñado desde mi infancia. Una coincidencia que, hasta el día de hoy, me sigue pareciendo hermosa.

 

 

A lo largo de 25 años nunca deja de fascinarme, he visto cómo se pasean prendas desde los elegantes abrigos de lana y los sombreros sofisticados que evocan la era dorada de los trenes, hasta los trajes de sastre más impecables en los que destaco para las mujeres el power suit y los conjuntos urbanos que están marcando la temporada, especialmente la moda de vanguardia. Este lugar es una galería viviente de looks en movimiento. Influencers y amantes del street style hemos encontrado aquí un punto de encuentro para capturar el dinamismo de la moda internacional.

 

en compañía de mi hija Victoria 

 

Grand Central Terminal es el lugar por donde paso todos los días, entrando y saliendo en medio de la multitud matutina que se dirige al trabajo o del frenesí de la hora pico en la tarde, cuando todos regresamos a casa. Los fines de semana, la escena cambia: turistas recorren sus pasillos, parejas eligen este espacio icónico para capturar el inicio de su nueva vida con las fotos de su boda como un gran recuerdo.

Un detalle hermoso de la estación es su cúpula estrellada, que representa las constelaciones tal como se verían desde el cielo de Nueva York. Durante la restauración, limpiaron el techo por completo, pero dejaron un pequeño bloque tiznado de hollín como testimonio del pasado, cuando el humo del carbón cubría la cúpula, recordando una era en la que los trenes aún no eran eléctricos. Es un símbolo de transformación y permanencia, un recordatorio de cómo el tiempo deja su huella en los lugares que habitamos.

 

En el corazón de Grand Central, justo debajo del bullicio de la terminal, se encuentra el Grand Central Oyster Bar, un restaurante emblemático que ha estado en funcionamiento desde la inauguración de la estación. Más que un simple lugar para comer, este espacio ha sido testigo de reuniones históricas, desde encuentros familiares hasta el cierre de importantes negocios. Su especialidad, como su nombre lo indica, son las ostras, un manjar que define la gastronomía de la región, con variedades provenientes de Long Island, la costa este y más allá. Para los amantes de este delicado marisco, es un verdadero festín, ofreciendo una experiencia única en la ciudad, donde el pasado y el presente se entrelazan en cada bocado.

 

 

Y para los amantes de los bares con historia, esta hermosa estación alberga un lugar único: el Campbell Apartment. Ubicado en el cuarto piso de la estación, este bar solía ser la lujosa oficina del excéntrico millonario John W. Campbell, quien la decoró con un impresionante estilo gótico de los años 20. Tras su muerte, el espacio se transformó en un bar exclusivo, en una sala de conciertos privada, donde por las noches recibía a grupos selectos de 50 o 60 invitados para disfrutar de música en un entorno exclusivo.

 

En la actualidad se puede disfrutar de un cóctel mientras se espera el tren. Sin embargo, mantiene un estricto código de vestimenta, convirtiéndolo en un sitio selecto y sofisticado, se reservan el derecho de admisión si alguien llega en ropa sport y tenis. Este bar es una de esas joyas ocultas que hacen de Grand Central, un lugar aún más especial.

Celebrar su aniversario es una oportunidad para recordar que la moda no solo se exhibe en las pasarelas, sino también en los espacios que forman parte del día a día de las personas. Grand Central Terminal sigue siendo un escenario vibrante, donde cada viajero y transeúnte se convierte en protagonista de una gran pasarela en la vida cotidiana.

 

 

En su 112º años de existencia, este icónico lugar reafirma el gran reconocimiento no solo como un símbolo arquitectónico e histórico, sino también como una fuente inagotable de inspiración para el mundo de la moda. Hoy, Grand Central sigue en pie en la calle 42, recibiendo a viajeros y visitantes con la misma imponencia y señorío de antaño, un testimonio vivo de la grandeza neoyorquina.

 

 

¡Porque Nueva York nunca dejará de entregarnos tendencias, y Grand Central es el epicentro de una elegancia atemporal!

 

Con cariño… Kika

0 comentarios

Dejar un comentario

Por favor tenga en cuenta que los comentarios deben ser aprobados antes de ser publicados